30 noviembre 2005
SANTIAGO ES CHILE, EL RESTO, COMPARSA
Últimamente la desgracia golpea duro al sur de Chile, nuestra memoria es frágil, la información es mucha, el mundo gira más rápido y vivimos más rápido, típica justificación, lo que pasó, pasó y punto. ¿Recuerda la tragedia de Antuco? donde murieron más de treinta conscriptos congelados en una montaña ¿sí o no?. Ahora les cae otra desgracia, la del Lago Maihue que hasta el momento deja 6 muertos y 11 desaparecidos.
La historia se repite, pésima repartición de dineros fiscales y abuso de poder son temas recurrentes, mientras están en el comentario diario, pero vivimos muy preocupados de nuestro metro cuadrado, si no me pasa a mi maní. Hoy todas las autoridades hacen su mea culpa y el correspondiente nunca más, pero sin aceptar la responsabilidad, porque siempre la culpa es del de más abajo, hasta ahora la lleva el seguramente fallecido patrón de la lancha (que alivio para muchos).
¿Por qué? tienen que haber muertos para remecernos por algunos días, ¿por qué? no gastar cuando hay que hacerlo y solucionar falencias evidentes, como tapar el hoyo de un bote que transporta gente diariamente por lugares riesgosos, es difícil aceptar que la plata no alcanzara para mínimas reparaciones, es dificil aceptar que a ninguno de los iluminados que manejan los recursos económicos asignados a estos chilenos desconectados de Chile, no pensará en que ese forado era un peligro latente que había que repararlo, incluido el alcalde que viajó en el fatídico bote. ¿ fue por ahorro o por incapacidad de estos administradores?, que ahora están gastando muchísimo más en equipos de rescate y robots para tratar de recuperar los cuerpos de gentente esforzada que no merecia este final, sobretodo por los los jovenes llenos de vida. También estarán calculando alguna pequeña suma de dinero (si es que la hay) para conformar a esas pobres familias que perdieron un hijo, un pariente, sus sentimientos ¿a quién le importan?.
¿Por qué? sí hay mucho, pero mucho, dinero para construir supercarreteras, líneas de metro, imponentes edificios, para transformar radicalmente el transporte urbano sólo en Santiago, será que efectivamente Santiago es Chile. ¿Qué le pasó al Estado?, ya nada se hace si alguien no gana algo, el mismo presidente de la República ha dicho que falta interés de los privados para mejorar las vías de transporte de la zona. ¿Y el Estado qué?, no es su responsabilidad asegurar los mínimos servicios a todos los chilenos no importa donde vivan. Tienen menos derechos esos niños que a duras penas estudian en las escuelitas rurales del sur, ellos viajan horas en botes que no están en mejores condiciones que el que se accidentó, luego continúan a caballo o caminando por lugares inhóspitos para llegar a su escuela, más encima deben vivir lejos de sus familias en internados que mejor ni pensar como funcionaran, pero acá en Santiago la capital tenemos nuestras propias preocupaciones, qué importan ellos, no son parte de la gran ciudad, son los que no están dentro de la globalización, de los tratados de libre comercio, de las comunicaciones en tiempo real, son los desconectados qué saben de internet ni siquiera tienen télefono, sólo una radio de onda corta, simplemente no existen o existen como pueden.
La historia se repite, pésima repartición de dineros fiscales y abuso de poder son temas recurrentes, mientras están en el comentario diario, pero vivimos muy preocupados de nuestro metro cuadrado, si no me pasa a mi maní. Hoy todas las autoridades hacen su mea culpa y el correspondiente nunca más, pero sin aceptar la responsabilidad, porque siempre la culpa es del de más abajo, hasta ahora la lleva el seguramente fallecido patrón de la lancha (que alivio para muchos).
¿Por qué? tienen que haber muertos para remecernos por algunos días, ¿por qué? no gastar cuando hay que hacerlo y solucionar falencias evidentes, como tapar el hoyo de un bote que transporta gente diariamente por lugares riesgosos, es difícil aceptar que la plata no alcanzara para mínimas reparaciones, es dificil aceptar que a ninguno de los iluminados que manejan los recursos económicos asignados a estos chilenos desconectados de Chile, no pensará en que ese forado era un peligro latente que había que repararlo, incluido el alcalde que viajó en el fatídico bote. ¿ fue por ahorro o por incapacidad de estos administradores?, que ahora están gastando muchísimo más en equipos de rescate y robots para tratar de recuperar los cuerpos de gentente esforzada que no merecia este final, sobretodo por los los jovenes llenos de vida. También estarán calculando alguna pequeña suma de dinero (si es que la hay) para conformar a esas pobres familias que perdieron un hijo, un pariente, sus sentimientos ¿a quién le importan?.
¿Por qué? sí hay mucho, pero mucho, dinero para construir supercarreteras, líneas de metro, imponentes edificios, para transformar radicalmente el transporte urbano sólo en Santiago, será que efectivamente Santiago es Chile. ¿Qué le pasó al Estado?, ya nada se hace si alguien no gana algo, el mismo presidente de la República ha dicho que falta interés de los privados para mejorar las vías de transporte de la zona. ¿Y el Estado qué?, no es su responsabilidad asegurar los mínimos servicios a todos los chilenos no importa donde vivan. Tienen menos derechos esos niños que a duras penas estudian en las escuelitas rurales del sur, ellos viajan horas en botes que no están en mejores condiciones que el que se accidentó, luego continúan a caballo o caminando por lugares inhóspitos para llegar a su escuela, más encima deben vivir lejos de sus familias en internados que mejor ni pensar como funcionaran, pero acá en Santiago la capital tenemos nuestras propias preocupaciones, qué importan ellos, no son parte de la gran ciudad, son los que no están dentro de la globalización, de los tratados de libre comercio, de las comunicaciones en tiempo real, son los desconectados qué saben de internet ni siquiera tienen télefono, sólo una radio de onda corta, simplemente no existen o existen como pueden.